18 nov 2008

INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

De repente, un buen día, te das cuenta de que eres mortal, de que todo no sale como quieres. No es que antes no lo supieras, pero de pronto eres consciente de que todos tus sueños e ilusiones se pueden terminar en una décima de segundo. Entonces te das cuenta que lo más importante que tienes es sentirte vivo. Un ejemplo, un recié nacido que se aferra a ella sin saber que es lo que le vendrá después.

Y no importa lo mal que nos vaya o los problemas que podamos tener. Siempre hay algo que nos impide rendirnos. Será el instinto de supervivencia. Nos encontramos siempre en una encrucijada, sin saber que camino coger. Está claro que nos gustaría no tener que elegir, quedarnos quietos, sin tomar decisiones. Pero la vida es una continua elección y una eterna duda, porque sabemos que de nuestros aciertos y equivocaciones depende nuestra felicidad.

Sobrevivir, esa es la clave de nuestras vidas. Disfrutar de lo que tenemos, por muchos golpes que recibamos. Mirar el lado positivo de las cosas, y ser conscientes de que si nos lo proponemos, somos invencibles porque todos somos supervivientes.

Sobrevivimos a nuestros miedos e inseguridades, pero para tirar hacia adelante necesitamos el apoyo de los que nos quieren. Y lo más difícil es sobrevivir a uno mismo, a sus miedos e inseguridades, a nuestros errores, porque, más tarde o más temprano los tendremos que pagar. Y hay otras veces que nos gustaría borrar de la memoria aquello que nos hace daño, por mucho que lo hayamos querido.

Sólo nos queda seguir adelante por aquellos que se quedaron en el camino. Con la seguridad de que, a pesar del dolor y los malos recuerdos, la vida merece mucho la pena.

En fin, la vida.

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