No, la verdad es que no quería escribir nada más relacionado con el 11-M. De verdad que no. Pero cuándo hay personas que se aprovechan del dolor ajeno en beneficio propio no cabe otra que alzar la voz ante este fracaso (otro más) de la sociedad.
Atónito y perplejo me quedo cuando leo en la prensa que el Gobierno está estudiando, a través de la Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (ente que pertenece al ministerio de Interior), el caso de 33 personas que podrían estar cometiendo este fraude desde que se perpetró la masacre. EL MUNDO puso la voz de alarma sobre este caso, denunciando la situación de Lorena Candelario. Esta mujer nunca estuvo en los trenes de Atocha, pero llevaba años viviendo a costa de estas ayudas. Aquí puedes ver el vídeo donde perpetra su engaño http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/12/videos/1268360993.html
¿Por qué alguien llega a utilizar el dolor ajeno de esta manera? Los expertos que han estudiado casos similares (no solo los españoles hemos sufrido estos engaños, ahí están casos demostrados también con la tragedia del 11-S) señalan que uno de las principales alicientes es la estafa pura y dura, impostares que se aprovechan de la solidaridad. También se da el caso de que las falsas víctimas sufren una simulación del trastorno en la personalidad que les lleva a llamar la atención o ser el foco de atención. E incluso, algunas personas, reviven con estas situaciones episodios anteriores en los que ellas son las perjudicadas, produciéndose un trastorno que deriva en que la situación le afecte como si la hubiese producido personalmente.
Esto, además de ser un fracaso social, es triste. Muy triste. Ya no solo por crearte una personalidad fingida, que lo es, sino por hacerlo para aprovecharse de una tragedia. Casos de este tipo no ayudan en nada a las verdaderas víctimas, ya que siendo una conducta miserable el hacer creer que se han sufrido daños sin ser cierto, estas actitudes conducen a la desconfianza hacia quiénes sí necesitan esa solidaridad.
No solo se trata de daño económico el que realizan estos farsantes, sino que afecta al sufrimiento de aquellos que si se vieron afectados por cualquier tipo de tragedia. Por eso creo a pies juntillas que aprovecharse del dolor humano en beneficio propio es algo ruín, rastrero y miserable que debería ser condenado de alguna manera.
Pd: Triste me parece también que un padre quiera aprovecharse de este dolor para medrar en su vida privada. A lo mejor me equivoco, o mí pensamiento es políticamente incorrecto, quizás impopular, pero la actitud que está tomando Juan José Cortés me parece ciertamente criticable. Comprendiendo la terrible situación que ha debido de pasar con la muerte de su hija, considero, y es una opinión personal, que venderser al mejor postor no es la mejor manera para buscar soluciones a su problemática. No, creo firmeemnte que no lo es, pero allá cada uno siendo responsable de sus actos. Filtrear con diferentes opciones políticas, ir de un bando a otro, no me parece ético. Ni mucho menos, incitar a otras familias a poner el caso en los medios de comunicación entorpeciendo así la investigación policial. Mal camino llevamos, amigo. Sin que elle evite que me marcase el acontecimiento tan terrible que tuviste que pasar y que condene a la personas que tanto os hizo sufrir...
En fin, la vida...
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