El 8 de junio de 2010 lo marcaré con rojo en mi agenda de decepciones. Como ciudadano de izquierdas que me considero siento un profundo engaño y decepción por la actitud tomada por los sindicatos respecto a la huelga que está teniendo lugar. Desde que tengo uso de razón, siempre había entendido a los sindicatos como mediadores entre los trabajadores y los empresarios, entre los que curran y los que se llevan los beneficios. Los veía como el adalid de la defensa de los derechos de los currantes, siempre a su lado, velando por sus intereses. Hoy, 8 de junio de 2010 he tenido que recurrir al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para comprobar el significado de este término. Así, en su primera acepción encontramos la siguiente definición: Asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros. Creo que ese concepto o no existe en España o el gordito de la barba y el calvete inentendible lo han tomado a su manera.
Digo esto porque en mi concepción social no cabe la huelga de funcionarios tal y como nos la están vendiendo y con la que está cayendo en España desde hace tiempo. Vayamos por partes. No es mi intención criticar que los funcionarios salgan a la calle, ni mucho menos, están en todo su derecho al habérseles recortado el sueldo. Puedo estar de acuerdo o no con esta actitud, que no lo estoy, pero están llevando a cabo un derecho que se le reconoce en la Carta Magna de nuestro país. Otra cosa es que me parezca indecente que se tiren a la calle personas que tienen el futuro asegurado, un trabajo fijo y una nómina para toda la vida. Está claro que uno salta cuando le tocan el bolsillo, sí, y es lógico, pero me da a mí que muchos obvian su privilegiada situación.
Pero lo que más me duele es que los que, supuestamente, tienen que defender a los más débiles laboralmente, solo actúen y reaccionen cuando la situación económica afecta a los que mejor están en el mercado de trabajo. Cierto es también que la situación no afecta a todos por igual, ya que los recortes en los salarios van del 0,56% al 8% según lo que cobre cada uno. Y que este “tijeretazo” también afecta a eventuales y personal laboral de las empresas públicas de las distintas administraciones que han aprobado este recorte.
Yo, avergonzado y decepcionado con la actitud de los sindicatos, me pregunto dónde estaban cuando periodistas, médicos, enfermeros, autónomos, hosteleros, albañiles, tejero s, comerciantes, abogados, jóvenes, mayores, mujeres, administrativos y un largo etcétera perdían sus puestos de trabajo. Los que de verdad necesitaban esa ayuda, ese hombro en el que apoyarse, ese brazo al que agarrarse en una complicada situación económica. No, ahí no aparecían los sindicatos. Solo ahora, cuando llegan los recortes salariales para personas en una buena situación laboral. ¿Los motivos? Los desconozco. Se habla de que los sindicatos están comprados, algo que a mí, me da igual. Para mí, de ser así, demuestra que los líderes sindicales deberían haber dimitido hace tiempo, pues de demostrarse este hecho está claro que ocupan este cargo más por intereses personales y económicos que por lo que realmente significa su cargo, la defensa de los derechos de los trabajadores.
Y es que me parece intolerable, repito, solo es una acepción personal, que se vaya a la calle por la reducción de un 5% de media en los salarios de los trabajadores públicos. Entre las medidas correctoras del déficit hay asuntos más graves como la suspensión del régimen transitorio para la jubilación parcial, que estaba prevista para el 1 de enero de 2013 y que preveía unos requisitos menores en el acceso a la jubilación parcial hasta esa fecha. Así, para acceder a la jubilación parcial habrá que tener un mínimo de 61 años, haber cotizado un mínimo de treinta años y haber trabajado un mínimo de seis años en la última empresa. Otro asunto, para mí el más grave, es la congelación de las pensiones, por lo que estas mantendrán su poder adquisitivo, procediéndose a su revalorización en los términos que establece la ley en el caso de que el Índice de Precios al Consumo de noviembre supere la subida prevista del 1 por 100. No menos sorprendente es la rebaja en las prestaciones para dependencia, uno de los símbolos del actual gobierno socialista. Esta medida prevé eliminar retrasos en la recepción de los servicios y prestaciones por parte de los beneficiarios y aportará una mayor eficacia en el gasto público, ya que eliminará la cuenta por pagos derivados de la aplicación del principio de retroactividad cuando este reconocimiento se retrasaba. El Real Decreto Ley establece, asimismo, la posibilidad de aplazar hasta un máximo de cinco años el pago de los derechos de retroactividad generados hasta ahora. Ante estos recortes sociales, si cabe una manifestación, y yo sería de los primeros en apoyarla. Ahora bien, que los putos sindicatos vayan a la calle por los funcionarios no es más que un engaño para los que creíamos en su fortaleza como defensores de los trabajadores y los derechos sociales.
Ah, por cierto, sin estar de acuerdo con las medidas antidéficit (se han hecho tarde y mal), esta semana se ha conocido que el déficit en Gran Bretaña es mayor que anunciado, mientras que la Alemania de Ángela Merkel (de talante conservador y con ideología cercana al PP) ha anunciado la reducción de 10.000 puestos de funcionarios del Estado y la bajada del sueldo al resto en un 2,5%. Contra mi opinión, parece que al final no era tan mala idea…
En fin, la vida...
1 comentario:
Tus afirmaciones son un tanto viscerales, Cándido.
Los sindicatos apoyan a los funcionarios, primero porque actualmente forman el grueso de sus afiliados y constituyen el sujeto colectivo ante el que tienen que justificarse como organización.
Segundo, realmente son el sector de la clase trabajandora con más poder de negociación por esa estabilidad de la que hablas.
Estoy de acuerdo con el plan de déficit planteado por el Gobierno. Creo que es equilibrado. Por desgracia vivimos un contexto marcado por una menor influencia de la política y por un verdadero control de los mercados y el capital... organizado como está el pastel, desgraciadamente no hay otra salida. Hay que trabajar de las Instituciones Globales para cambiar todo esto pero a escala nacional-local es imposible cambiar nada...
Salud.
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