11 jun 2010

SU MANO SOBRE MI FRENTE (NAFISHA HAJI)



Hasta hace no mucho este hubiera sido un libro que seguramente nunca habría comprado porque ni el título ni la premisa de partida me hubieran llamado la atención en una librería. Pero resulta que, a pesar de que la mayor parte de la biblioteca femenina de origen oriental está plagada del mismo mensaje (mujer joven que se rebela ante sus tradiciones), Su mano sobre mi frente, no es un libro cualquiera, aún cuando contiene el mismo hilo conductor que las demás novelas de escritores hindúes, pakistaníes o afganas: la lucha por cambiar su historia.

Una vez más, una novela de este estilo me ha parecido imprescindible para entender ciertas costumbres de la cultura musulmana y entender como ven ellos el mundo occidental e intentan convivir entre las dos culturas. La mayor parte del libro nos cuenta diferentes historias familiares de la protagonista que a son muy importantes para entender ciertos elementos que suceden hacia el final, aunque, en ocasiones, puede resultar pesado tanta historia y drama familiar. El final ayuda a entender no sólo la historia de Saira y de su familia, sino algunos aspectos de la cultura musulmana, sin embargo, da la sensación de que todo sucede más deprisa quizás sea por los acontecimientos que suceden.

Porque los niños no entienden de imposiciones culturales y todos los seres humanos deberíamos tener la posibilidad de decidir nuestro destino libremente y de luchar por él con convicción … y porque desprende una tristeza por tener que enfrentar tradición y libre albedrío en cada una de sus páginas que seguro que os engancha.


A lo largo de la novela vemos como el pasado, el presente y el futuro de su familiar forman parte de ella y como la va provocando a abrirse camino hacia la libertad como individuo en un mundo regido por la cultura musulmana. En Su mano sobre mi frente nos adentramos en la comunidad musulmana indopakistaní, sus costumbres, su historia. Y sobre todo, en la de una niña que prefiere convertirse en la oveja negra de su familia si ha de ser así, por no renunciar a su libertad, su vocación y su forma de ver el mundo... De romper con las reglas establecidas pero sin renunciar a las costumbres de su familia. Es el precio que hay que pagar, tanto ella como su generación anterior, por ser fruto de una inmigración que plantea dificultades a los mayores (en la manera de vivir, en la forma de entender la vida) y a los jóvenes que, nacidos en la civilización occidental, encuentran muchas menos barreras culturales e ideológicas que las de sus progenitores, aún cuando a éstos les cuesta aceptar el cambio cultural que se está produciendo en su propio familia. Sobre tod, Porque gran parte de los descendientes de ciudadanos de Oriente no entienden de imposiciones culturales.

Una historia que intenta conciliar los deseos de una joven que ansía libertad con la tradición de la sociedad semioriental, una lucha entre la religión, los convencionalismos, la familia, las convicciones, el "querer" contra el "deber". Entre dos mundos tan diferentes como importantes para ella. Por lo que lucha durante el transcurrir de las páginas, aunque no todo suceda como a ella le gustaría, aunque ella está convencida de que todos los seres humanos deberíamos tener la posibilidad de decidir nuestro destino libremente y de luchar por él con convicción, y porque desprende una tristeza por tener que enfrentar tradición y libre albedrío en cada una de sus páginas que seguro que os engancha.

De todas formas, hay un hecho que, para mí, tiene una connotación emocional que me acerca, aunque solo sea un poco, a la protagonista: su dedicación al periodismo. A través de esta herramienta de comunicación, que descubre a través de una visita a unos familiares a Londres, Saira se adentra en diferentes lugares del mundo donde se están produciendo dramas y tragedias para servir como ojo de la sociedad…


Cargada también de un punto de realismo, la autora sitúa el espacio temporal coincidiendo con los atentados del terrorismo islámico perpetrados el 11-S en Nueva York. Y se demuestra, una vez más, que la intolerancia también existe en un mundo tan aparentemente civilizado como el occidental, esta vez, movida por la sed de venganza.


El final ayuda a entender no sólo la historia de Saira y de su familia, sino algunos aspectos de la cultura musulmana, sin embargo, da la sensación de que todo sucede más deprisa quizás sea por los acontecimientos que suceden.

En fin, la vida...

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