En la madrugada de ayer, 18 de diciembre, Jaime contempló por primera vez la vida a través de esos grandes ojos con los que ha conquistado a todos los que han visto al recién nacido. Yo aún no he tenido la oportunidad de conocerlo, pero la gente que sí ha estado con él y con su madre, ¡Que alegría, Chiqui!, dicen que es un niño despierto y atento. Convencido estoy de que va a traer mucha felicidad a su mami, que es ahora mismo la persona que más ganas tiene de vivir en el mundo.
Jaime ya es uno más de la familia. Aunque no sea por efectos de cosanguineidad, la madre sabe que va a tener a mucha gente pendiente de que no le falte de nada, porque todos los que estamos cerca de nuestra Chiqui sentimos al niño como parte de los nuestros. Aunque con la peazo de madre que le ha tocado, Jaime va a tener de todo y más.
Lo que sí es cierto es que el pequeño, no de tamaño como podéis contemplar en la foto, se ha hecho esperar un poco, como tenía que ser, ya que las cosas buenas se hacen esperar. Y aquí está ya, con su madre, que lo va a convertir en un niño precioso, simpático, inteligente, maravilloso, estupendo, obediente, sincero, cariñoso, amigo... tantos objetivos que me quedaría sin diccionario.
Sólo una cosita más, Jaime. Muchas gracias por convertirte en el mejor regalo de Navidades para nuestra amiga Chiqui, que no va a cejar en su empeño de darte todo lo que tenga. Un beso campeón.
En fin, la vida...
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