13 ene 2010

ESPAÑA Y EUROPA

El próximo mes de junio, en vísperas del final del semestre de presidencia española de la UE, se cumplirán 25 años de la firma del tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas (la entrada no fue oficial hasta el 1 de diciembre de 1986), un cuarto de siglo en cuyo balance las ventajas pueden abrumadoramente con los inconvenientes.

Aprovechando esta coyuntura, y con la recién iniciada presidencia europea que nos toca durante estos seis meses, toca preguntarse, creo yo, que sería de España sin Europa. Aunque, también es cierto, que la respuesta es difícil de encontrar, pues es imposible concebir es Estado español sin su pertenencia a Europa.

Desde la entrada en la entonces CEE (en la foto vemos el momento de la firma de Felipe González con el entonces ministro Manuel Marín al fondo), los distintos gobiernos españoles han mantenido una apuesta fuerte por la integración y la consolidación de una entidad común europea más allá de lo económico. Con todo, nuestros gobernantes siempre han luchado por conseguir un papel protagonista en la UE y ha reivindicado su puesto entre los cinco grandes del continente.


Desde el momento de la firma, los españoles han demostrado un apoyo entusiasta al Acta Única europea de 1986, que eliminaba las fronteras para personas, mercancías y capitales, o al Tratado de Maastricht (1991), que sentaba las bases de la unión política, la ciudadanía europea y la futura desaparición de las divisas nacionales en favor del euro.

Eso sí, durante todos estos años, los socios, los países más cercanos a nosotros, han ido variando. Si durante la época de Gobierno socialista contamos con el apoyo inescrutable de Francia y Alemania, el señor del bigote apostó más hacía un transatlántico y en las relaciones con Estados Unidos, y los socios elegidos para ello no eran tanto Alemania y Francia, sino el Reino Unido y los emergentes países del este, pero al fin y al cabo el objetivo seguía siendo el mismo: situar a España en un lugar de liderazgo en la UE.

Des 2004 hasta nuestros días, el gobierno socialista de Zapatero reclama un lugar de protagonismo en la estructura europea. Ahora, con la posición gobernante que ocupará durante los próximos seis meses (la presidencia de la UE pasa por todos los Estados miembros de manera rotatoria) tratará de trasladar a los miembros sus apuestas nacionales por la igualdad, las energías renovables para parar el cambio climático o el reconocimiento de derechos individuales, como el matrimonio homosexual o la ley de dependencia.

De entre todos los cambios, a mejor, que se han conseguido en este cuarto de siglo cabe destacar el rigor presupuestario seguido durante todos estos años, lo que nos permitió acceder al euro en el año 2000 con los deberes cumplidos. Pero, por encima de todo, habría que destacar los fondos estructurales que han permitido al país ponerse al día, especialmente en infraestructuras. Además, según las perspectivas financieras de la Unión, hasta 2013 España continuará teniendo un saldo neto positivo en sus relaciones con la UE; es decir que ingresará más de lo que aporta.


El próximo reto, una vez consolidad la moneda única y el libre tránsito de personas por la Unión, será conseguir una educación igualitaria. La aprobación y próxima instauración del Plan Bolonia para ser la solución, a pesar de las dificultades y las protestas que venimos observando desde determinados sectores. La empresa es difícil, sobre todo cuándo existen diversos modelos educativos que deberían convergir hacia uno solo. Ahí es nada.

En resumen, 25 años con muchas más luces que sombras que han transformado España y que han tenido los resultados más que palpables en lo económico y en lo social. Bajo mi prisma, España debe seguir recorriendo el camino que marca Europa. Todo lo contrario sería quedarnos aislados del mundo occidental.

En fin, la vida...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Debemos seguir el camino de Europa y no aislarnos, que bastante lo estuvimos ya...
Eso sí. El camino habría que intentar hacerlo en los vagones delanteros.
Me refiero, por ejemplo, a empezar a prever qué sucederá en 2013 cuando se acaben las ayudas de la PAC (ayudas al campo).
En fin, como tu dices, la vida