Siempre he tenido la certeza de que yo era un buen tío. Con mis limitaciones, pero un buen tío. El problema es que el día que eso empieza a cambiar no te das ni cuenta. No te das cuenta porque sientes que lo que estás haciendo es justicia, y encima te sientes bien porque tu lado malo le esté ganando terreno a tu lado bueno.
Dicen que la venganza tiene un sabor muy dulce. Siempre me ha parecido que eso es una tontería, pero pensaba así porque nunca había sufrido.
A veces estaría bien poder cambiar de piel como los reptiles. O por lo menos hacer que las cosas sean de otro color. Poder cambiar cosas de nuestra vida. O mejor aún, poder cambiar cosas de la vida de los demás.
Aunque bien mirado, somos un poco camaleones. Cambiamos la identidad de alguien para que se ajuste a lo que queremos. O dejamos que nos la cambien a nosotros por evitar problemas. Los camaleones no llegan a tanto. Cambian de color, pero no dejen que les cambien por completo su identidad.
Somos capaces de lo peor. De hacernos daño. De destruirnos por completo. De destruir por errores pasados lo que más nos interesa. De dejarnos atrapar por el orgullo, o por la autocompasión. Hacemos daño a las personas que queremos. Y nos hacemos daño a nosotros mismos.
Lo único bueno de tocar fondo, es que ya no puedes caer más bajo. Sólo queda renacer. Y para hacer eso sólo queda agarrarme a las verdades más elementales de mi vida: Me llamo Cándido Ruiz, soy periodista. Y tengo que seguir para adelante.
En fin, la vida...
2 comentarios:
Sabes que en la Calle Turia, 3 Blq.4 Escl.4 5ªA tienes tu casa para lo que te haga falta.
Cuando quieras, me dices un día y una hora para volver a tener una cena de confidencias entre amigos.
lo sé. pero aún me queda por solucionar una cosita. pronto, muy pronto, te llamo, quedamos, hablamos, nos reímos y compartimos. como siempre. eso no cambiará nunca. un abrazo
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