Lo he rescatado del tuenti...
El fin del verano y de las vacaciones lo marca la Feria de Arcos. A partir de esa fecha, nuestro pueblo pierde parte de su luz, pero nunca antes brilla tanto como en las cinco noches que las bombillas del Real alumbran la Ciudad Monumental.Pequeños, jóvenes y mayores, hombres y mujeres, todos disfrutan estos días casi como los más importantes del año. Comidas de empresas, reuniones familiares, acompañamiento a los niños a las atracciones, fiestas en las casetas. Todo eso y más es la Feria de Arcos.La Feria de Arcos es alegría, simpatía, saber estar y muchas horas de aguante en el cuerpo.
Y este año, no ha estado nada mal. Todo empezó el miércoles, día de visita inesperada, primera vez que se pisa el albero. Una tras otra fueron cayendo las risas, los rebujitos, los cubatas y los bailes. Y hasta el que escribe, que no es mucho de bailar, bailó, pero es parte del encanto que tienen estos días. Irremediablemente, la noche se alargó más de lo esperado.
El jueves amanece y con él el primer día completo de Feria. Ya se ven los primeros grupos en las casetas para compartir un gratificante almuerzo. Y no por la calidad gastronómica, no, sino por los buenos momentos en compañía de los amigos. La cita, ineludible, entre las 14.30 y las 15.00 horas en la portada, o en su defecto, en sus inmediaciones. Gran día sin duda, aunque, durante la noche se deje notar los efectos de una primer día un tanto largo y el trabajo del día siguiente.
Cuando uno se levanta, ya está a viernes, quizás el día más grande de la Fiesta. Es cuando más se puede disfrutar, puesto que el sábado el Real se aglomera de gente de los alrededores que vienen a "disfrutar" de nuestra Feria y hacerla un poco más aburrida para los arcenses. Como no podía ser de otra forma, se baja a primera hora de la tarde y se aguanta hasta que el cuerpo dice basta. Hamburguesería Anabel es un buen complemento para los últimos minutos.
Y ya el sábado, aunque el cansancio comienza a hacer mella en los cuerpos, la gente va a “morir” a la Feria. No hay perdón, se va sin compasión. Lástima de mal tiempo, pues impidió a muchos disfrutar de un día en condiciones, ya que a media tarde las calles están vacías. A este inequívoco desastre se unió la lluvia nocturna, hecho que invitó a algunos a abandonar. Tantas horas de juerga terminan pasando factura en un día que prometía, ya que desde temprano las risas, las bromas y los buenos momentos hacían indicar que sería una fecha para el recuerdo.
El domingo, con todo, la gente volvió al Real. ¡Qué menos se podía esperar! Eran los últimos momentos de Feria, el fin de las vacaciones para muchos y eso había que aprovecharlo. Y se aprovechó. Caída la noche, y una vez finalizados los fuegos artificiales, las casetas seguían contando con público, quizás aprovechando que al día siguiente se celebraba la fiesta del patrón de Arcos, San Miguel, el que da nombre a nuestra Feria y que este año vio como no se acordaban de él para estos días. Todo quedará para el año que viene. Mientras tanto, iremos descontando los días para una nueva Feria.
En fin, la vida...
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