Cuándo dentro de unas horas las manecillas del reloj pasen de las 00.00 daremos la bienvenida al 2010, año que marca la entrada en la segunda década del siglo XXI. Por tanto, toca hacer balance del año que hemos dejado atrás.
Un año que se va dejando a su paso, sueños y metas no cumplidas y celebrando todos los logros obtenidos durante estos 365 días. Profesionalmente, me encuentro bastante bien. Decir otra cosa sería mentir. Tengo un buen puesto, un buen horario y hago cosas que me gustan. Y, a la vez, tengo tiempo libre. Más no puedo pedir, al menos hasta ahora.
En lo personal, seguimos creciendo, aprendiendo y avanzando. Tras mucho pensar, me he dado cuenta de que a las cosas no hay que darles más importancia que la que tienen. Como diría un amigo, “la vida sólo es una vez”. Por eso mismo, hay que aprovecharla, no quedarnos anclados en un pasado que no volverá. Aunque eso signifique renunciar a sueños, a momentos inolvidables. Aunque por el camino se hayan quedado personas que algún momento fueron importantes e incluso indispensables.
Ha sido un año de reencuentros, de buenas noticias y de alegrías compartidas. De fortalecimiento de vínculos. Pero también de ruptura de otros, que formaban parte de mi entorno y que salieron sin aportar nada valioso (también hubo quién se fue dejando grandes recuerdos). Aún así, puedo decir que ha sido un año bastante bueno en lo personal. Un año en el que me he vuelto más fuerte, en el que poco a poco he empezado a desechar lo que no me conviene y a valorar lo que sí me aporta.
Así, a bote pronto, no recuerdo, o más bien no quiero recordar, momentos malos. Que sí, que han estado ahí, pero todo queda solapado. De todo se aprende, porque la vida te hace más fuerte.
También en este año que se termina di rienda suelta a un afán viajero desconocido hasta entonces. Estuve en Lisboa y en Londres, dos ciudades que recomiendo conocer. Por fin fui a Mallorca, realmente un acierto, Y, cómo no, volví a Ciudad Real, ciudad que me encanta. Curiosamente, o no, donde menos estuve fue en Cádiz. No recuerdo cuando fue mi última visita a La Tacita, pero siempre hay tiempo para volver. Y volveré más pronto que tarde. De todas formas, en Sevilla sigo, y en Sevilla espero seguir por mucho tiempo.
Este ha sido mi año, no pido menos para este que comienza. Bueno sí, que de una vez vaya al gimnasio (no solo vale apuntarse) y que el 2010 sea el año del carnet del coche...que creo que ya va siendo hora. Pero sobre todo, me propongo ser feliz por encima de todo. 2010, te espero con los brazos abiertos.
En fin, la vida.