25 feb 2009

NO ENSEÑAR TODAS LAS CARTAS

La vida es como un juego de cartas. A veces ganas, y a veces pierdes. En ocasiones merece la pena arriesgar, y en otras es conveniente que dejes pasar la partida. No por mucho abarcar, un@ resulta vencedor del juego. Aunque tengas las mejores cartas, aunque creas que la mano que llevas es la mejor, siempre hay circunstancias que echaran por tierra tu castillo de naipes.

La clave está en no mostrar todas las cartas, ni siquiera a tu compañer@, esa persona con quién compartes la partida, pues entonces la caída será mayor. Siempre es bueno mantener un poco de incertidumbre hasta el final, no enseñarlo todo, pues aunque pienses que ayuda a la larga se volverá en tu contra. O al menos, cambiarán los designos de una partida que creías que estaba en tu mano.


Aunque un@ tenga todas las de ganar, crea que tiene todos los ases de su mano, siempre surgirán complicaciones que te llevaran a ir desestimando las cartas, a quedarte fuera de juego, a ver como pasa por delante de ti la oportunidad de ganar. Es partida por la que diste tanto y en la que te creías invencible. Pero al igual que la vida, nunca sabes que es lo que va a pasar hasta que todo termina.

Lo mejor, guardarte tus mejores cartas para el final, cúal comodín, para sorprender y que la partida no se te vaya de las manos. Porque si juegas fuerte desde el principio, al final, el que pierdes eres tú.

En fin, la vida...

1 comentario:

Inma dijo...

La vida sin perder a veces no tiene sentido alguno...
Para valorar los triunfos hay que fracasar muchas veces antes...

Un besito Cándido...