Todavía sorprendido por la muerte de Daniel Jarque, un deportista de élite de tan solo 26 años, es momento de hacer una reflexión. Aunque se hable de una muerte súbita, me cuesta entender que a deportistas profesionales (que sí, q no dejan de ser personas como otra cualquiera y están expuestas, como todos, a q les pase una cosa así) le ocurran determinados hechos. Sobre todo, por la cantidad de pruebas físicas que han de pasar y por la profesionalidad de los cuerpos médicos de estos equipos.
Lamentablemente, no solo sel mundo del fútbol está de luto por esta muerte. Cada día son varias las personas que mueren en las mismas circunstancias, pero en este mundo tan globalizado el fallecimiento de un futbolista, que uno "conoce" desde hace tiempo te marca un montón. Y es inevitable acordarse de la muerte de la zurda de diamantes de Nervión, Antonio Puerta, otro joven deportista que se dejó la vida con su equipo.
Jarque había sido nombrado esta misma pretemporada capitán del Espanyol, su equipo de toda la vida y donde su muerte ha caído como un jarro de agua fría. Dani Jarque se va dejando entre nosotros a una novia embarazada y a pocas semanas de dar a luz. Como en el caso de Puerta, ése es el mejor legado que puede dejar. Su semilla seguirá siempre viva gracias a su retoño. Y ojalá que el apellido Jarque vuelve muy pronto a sonar en los campos de fútbol. Sería el mejor homenaje a un joven que nos dejó muy pronto, cuando todavía nos tenía que enseñar muchas cosas...
Descanse en paz.